lunes, agosto 15, 2011

Desorden

Creo que a veces yo misma soy demasiado grande para mi mundo: me he quedado grande para Él. Y para Ella. Soy como ese jersey heredado que nunca llegarán a llenar.
Así que vengo, y escribo, y encuentro algo de paz, en las dos dimensiones infinitas del papel. En la seguridad tranquila de que alguien va a leerme, aunque sólo sea por ver que he escrito. Y así poder expandirme un poquito para no sentirme tan estrecha en estos días de asfixia e incongruencia.

Luego vendrá el orden. Porque la entropía es una mentira. Tendemos al orden. Por eso no me importa pararme un poco en este desastre que he organizado de cosas contradictorias, en las que sé que no tengo toda la razón pero razón tampoco me falta. Miro mi obra de arte, mi desastre, y me digo que era necesario. A veces para encontrar algo lo pones todo patas arriba y luego te pasas unso días poniendo de nuevo cada cosa en su lugar. El resultado: algunas cosas encuentran un nuevo lugar, mucho mejor que el que tenían. Otras cosas no recuerdas donde iban así que da igual. Y otras, lamentablemente, por causa del nuevo orden han perdido su lugar. Así que te quedas con ese libro que ya no tiene hueco, en la mano y sólo tienes dos opciones: al desván o a la mesa de noche para ser devorado.