lunes, agosto 15, 2011

Desorden

Creo que a veces yo misma soy demasiado grande para mi mundo: me he quedado grande para Él. Y para Ella. Soy como ese jersey heredado que nunca llegarán a llenar.
Así que vengo, y escribo, y encuentro algo de paz, en las dos dimensiones infinitas del papel. En la seguridad tranquila de que alguien va a leerme, aunque sólo sea por ver que he escrito. Y así poder expandirme un poquito para no sentirme tan estrecha en estos días de asfixia e incongruencia.

Luego vendrá el orden. Porque la entropía es una mentira. Tendemos al orden. Por eso no me importa pararme un poco en este desastre que he organizado de cosas contradictorias, en las que sé que no tengo toda la razón pero razón tampoco me falta. Miro mi obra de arte, mi desastre, y me digo que era necesario. A veces para encontrar algo lo pones todo patas arriba y luego te pasas unso días poniendo de nuevo cada cosa en su lugar. El resultado: algunas cosas encuentran un nuevo lugar, mucho mejor que el que tenían. Otras cosas no recuerdas donde iban así que da igual. Y otras, lamentablemente, por causa del nuevo orden han perdido su lugar. Así que te quedas con ese libro que ya no tiene hueco, en la mano y sólo tienes dos opciones: al desván o a la mesa de noche para ser devorado.

viernes, agosto 12, 2011

Vencedora vencida

Es una realidad que, por muy lista y fuerte que te creas, por veces caes en la miseria al darte cuenta de que todo no es como quisieses que fuese. Infantil, desde luego. Probablemente porque, justo antes, viste un espejismo de la realidad y te gustó. Uno hecho a la medida de tus deseos.
Es duro, es muy duro oir a una persona en la que has invertido en olvidar, que te quiere y que desea llevarte el desayuno a cama cada día por el resto de la vida en común que os quede por vivir. Y resistir la tentación de llevar a cabo ese sueño que, una vez fue el tuyo, pero ya no lo es. para volver a casa y darte cuenta de que la persona por la que has luchado no siente lo mismo que tú. Y no sólo no lo siente, sino que lo sabe y le asusta.
Hoy me siento derrotada. Hoy la vida me ha ganado la partida. Ya no sé ni a dónde mirar. Y esa vieja amiga, la soledad, vuelve a sentarse paciente a mi lado. Pero no la soledad con la que luchas, a solas, contra la vida. Sino esa soledad encarnada en la sordera sentimental de los que te rodean. y te dices que tú sí entiendes a los demás pero, y quién cojones te entiende a ti? A ti, que te has batido contra la lujuria, el deseo y la dulzura de los sueños cumplidos a capa y espada defendiendo un reino de humo? te has batido por alguien a quien no parecen darle igual tus heridas de guerra pero le asustan. Lo intimidan. Lo incomodan.

Humo y más humo. Tal vez la visión positivo-negativa es que te has batido por algo que sólo te importaba a ti. TÚ has luchado par TI y has vencido. Sólo queda preguntarse si esa victoria sirve de algo.