Un pedazo de "Rayuela" de sol
No estábamos enamorados. Hacíamos el amor con un virtuosismo desapegado y crítico, pero después caíamos en silencios terribles y la espuma de los vasos de cerveza se iba poniendo como estopa, se entibiaba y contraía mientras nos mirábamos y sentíamos que eso era el tiempo. La Maga acababa por levantarse y daba inútiles vueltas por la pieza. Más de una vez lavi admirar su cuerpo en el espejo, tomarse los senos con las manos como dos estatuillas sirias y pasarse los ojos por la piel en una lenta caricia. Nunca pude resistir el deseo de llamarla a mi lado, sentirla caer poco a poco sobre mí, desdoblarse otra vez después de haber estado tan sola y tan enamorada frente a la eternidad de su cuerpo.
J. Cortázar.
Llueve en Compostela
Llueve, y todo se tiñe de un color mágico y brillante. Y Santiago se vuelve uncuento de hadas y de brujas. Me encanta que llueva. Que llueva y mojarme. He ido a comprar (por comprar, por puro antojo de pimientos del piquillo) y me he quetado los calcetines. he caminado como si fuese la dueña de la ciudad. Sinparaguas. Sin el cobijo de los soportales. Y he metido los zapatitos nuevos en un charco, y en otro, y en otro... hasta que se han quedado pequeñitos y fríos. Los bazos de mis pantalones se han enchoupado, ahora tienen un halo azul oscuro y muy fresquito que me hace cosquillas en los tobillos desnudos. Y el abrigo de paño negro ha coronado mis pechos con pequeñísimas gotas, joyas brillántísimas que desparecían conel mínimo roce. A quien le importa si se moja el pelo... la ciudad cruje en las goteras y resuena en el eco que produce la soledad de las calles. Revivo y crezco, como una flor que ha sido regada.