lunes, diciembre 26, 2005

Un brindis

Lo cierto es que dejé que la imaginación jugase un poco conmigo, pero por un momento oí las ventanas golpearse. Como cuando él se colaba en mi casa, en mi cuarto, casi imperceptible para deslizarme un beso. Al principio era hermoso, divertido. A veces me despertaba y él estaba allí, mirándome dormir. A veces parecía estar viendo a una mismísima diosa. "Ven, duerme conmigo.." Pero él nunca tenía sueño por las noches, probablemente era cuando más vivo se sentía, en su oscuridad, en el luto que la tierra nos guardaba, en el rato que,el decía, Dios nos había negado a los humanos para poder campar a sus hanchas. Y sólo dos tipos de personas se atrevía a transgredir las propiedades agenas, sólo dos tipos de personas: las putas y los locos. "Y los panaderos!" Me reía yo divertida. "Pero hay que estar loco para ser panadero, cheri, o tú podrías evitar comerte todo ese pan a las cinco de la mañana?"
Y al final tenía razón. Las putas y los locos, eran losúnicos que escapaban al silencio de aquellos que duermen.
El estaba loco. Yo pequé a manos llenas.
Y entonces ya no era tan divertido cuando él entraba por la ventana. Entonces se volvía aterrador: despierta, despierta, no puedes dormir, cómo eres capaz de dormir? Te dá igual, dime? Te dá igual? No ves lo que has hecho? Cómo puedes dormir, maldita.. Varias noches, varias noches sin dormir. Variasnoches llorando. Varias noches en que amanecía con la cara demacrada y enrojecida, cansada, astiada, avatida. Odiándome, odiándolo, culpando a terceros, culpando al mundo. Culpando a Dios y a su maldita noche. Qué pesadillas no tube entances, despierta? Pero le eché tierra y todo se amainó, todo quedó oculto bajo una sonrisa melancólica.

A noche, cuando sobresaltada creí oírlo recordé cómo finalizó todo. Cómo cambié el agrio recuerdo, la pesada culpa, por una cicatriz ostentosa y ya cerrada. Cómo me ayudaste a empezar un tramo nuevo,mi vida, borrón y cuenta nueva con un vaso de zumo de naranja.
Por eso no podía brindar con otra cosa esta noche. Por tus besos, por el mundo que me recordaste que existía, por lalibertad que yo misma me negara.. Por lo momentos felices que, un día, creí que serían imposibles sin él, engañámdome y que hoy me das a cambio de nada.
No hay para siempre. Pero hay hoy.
Por tí, por mí. Hoy.

Chin chin.

domingo, diciembre 25, 2005

Guantes de Terciopelo

Navidad es un día para regalar, no es así? Cuando te levantas bajo al arbol hay muchas cosas.. más cosas que regalos. Están esas copas de champán que dejaste el día anterior y que tus padres se han bebido. Y esos turroncitos que nadie ha comido porque, ev realidad, amis padres no les cojía nad más en la boca que un montón de besos y de arropos entre ellos. Hay esas velas que habías dejado encendidas toda la noche, por fin consumidas.. que no huelen a los que se supone que huelen y que, por supuesto, no se han comido el olor a tabaco (qué falácea!). Pero nadielas ve... la astucia de niños y también de mayores vuela rauda hacia los paquetes de colores. En mi casa no hay niños pequeños, así que todos nos contenemos y hacemos esa pregunta: ¿quién abre primero? Y un finjido civismo nos lleva a decir lo de: que abra mamá.. o que abra pablo. Hasta que llega mi turno. Enotonces, hábilmente, descartocon lamirada aquellos paquetes que sé de sobra lo que contienen y me avalanzo sobre los que el papel me impide, realmente, ver la sorpresa que se esconde detrás.

Era un paquetito pequeño. Y semejaba el típico paquete poco interesante de contenido textil que siempre queda para el final. Sin embargo no tenía ni el tamaño de unos calcetines (demasiado pequeño) ni el de una pieza íntima de ropa interior (demasiado grande...). Así que, tras le desilusión de cerciorarme que no contendría un hermoso liguero, la curiosidad me atizó para decantarme hacia él. Unos guantes.. unos bonitos guates negros de terciopelo. Menudos, extremadamente elegantes. Póntelos, me dijo mi madre, estoy segura de que son tu talla. Y con ese ojo que tienen las madres para saber cómo las cosas se resultan perfectas, los guantes encajaron. "Como un guante" pensé. Estúpida, ES un guante.. La cuestión es que, viéndome las manos enfundadas en aquella masa negra, me acordé de tí. Lo recuerdas aun? Claro que sí, al salir de aquel local, enseñándome lñas palmas: yo también llevo siempre guantes, me dijiste. Y me echaste el brazo por encima, conduciéndome. A tí no te gustaban esas cosas, hasta hoy, hasta ahora. Que paseamos por ciudades extrañas y frías, y yo engancho un dedito desnudo a tus dedos, siempre con guantes, protectores.
Sé que no te gustan los comentarios públicos. Dudas del romanticismo que puede encerrar exponer al mundo lo que se siente. pero refugiándome en la idea de que nadie llegará hasta aquí (porque el texto es un peñazo) y que quizá tú nunca llegues a leerlo ( a menos que se te de por navegar mis comentarios) déjame que te cuente´lo que no se puede contar.
Contra todo pronóstico, ocurrió. Lo que quizá nunca buscamos, lo que a lo mejor a tí ni siquiera te interese. Se trataba de hacernos la vida más hermosa, de mejorarla en algo, para el otro, por uno mismo. Pero en algún momento, no sé cómo ni por qué, todo cambió. Al menos para mí. Ya no se trata de ayudarte a ser más feliz, sino que necesito saber que estás bien para serlo. Ahora que los sueños te incluyen, que hago las maletas a tu Holanda , a nuestra Turquía.. Ahora que el equipaje eslo de menos para acompañarte al fin del mundo.. Ahora tengo un poco de miedo. No a que se acabe, que pasará, seamos realistas. Sino que tengo miedo de decirte que me astía tenerte lejos, que cuando tú estás no necesito alimento o bebida, que soy feliz y en ocasiones lloro por ello y que me duele el alma por el esfuerzo para intentar comprender el bienestar y el placer que me produces. Miedo de que digas que no se vale, que en esta partida, con final marcado (y aplazado tantas veces) las normas no van por ahí y que si hago trampa, no te interesa jugar conmigo. Por eso escondo mis doses... y me guardo esas palabras tan serias y contundentes, esas afirmaciones tan arriesgadas y en contra de las que tú,probablemente milites. Y las escondo, en forma de tostón, de texto atabiado de nadeces. Lo más complicado y a la vez lo más sencillo. Y es que una vez me dijiste que no querías entrar en comparaciones por miedo a lo que de ellas se pudiera desprender. Esta es mi forma de decirte que no necesito comparar y que el amor es amor siempre.
Feliz Navidad.