miércoles, diciembre 31, 2008

Cosas Navideñas II: vista atrás y manos a las uvas.

Cuando acaba un año más, parece siempre un buen momento para hacer repaso de cómo están yendo y han ido las cosas. probablemente es por eso que en fin de año todos nos ponemos nuevas metas para el siguiente año, es sólo una soncecuencia de mirar atrás y ver algunas cosas que no han marchado como tú hubieras querido. Pero en este caso, aunque la conciencia no está libre de reproches me gustaría limitarme a mirar atrás y sentirme satisfecha. Ha sido un año largo y completo. Casi me siento cansada sólo de pensar en todo ello y un poco mareada de ver cuan rápido han ido cambiando las cosas. Aunque yo sea la misma... o eso espero!
Cuando empecé a escribir tenía la clara idea de hacer un resumen épico de mis andares por el mundo, de la gente que me encontré, de las cosas que me hicieron cambiar mi visión un poco... Pero ahora todo eso se ha desvanecido y sólo remane una cosa: las personas. Es cierto que nos pasamos la mayoría de nuestra vida sólos y que nos hacemos a nosotros mismos. Yo incluso he obtenido gran placer de viajar sola. Pero lo cierto es que son las personas las que hacen cálidos los recuerdos. Las que los hacen humanos.
Así pues, no es que haya sido un año increíble, es que lo habeis hecho increíble. Y por eso os doy las gracias.
Gracias Silvia por perdonarme que siempre me quede dormida y que me levante llena de energía por las mañana. Por perdonarlas todas y apreciar silente el cariño que te dedico.
Gracias mamá por ver lo bueno de mí y reñirme por lo malo.
Gracias Andrea por haberme amado sin nada más que amor: sin miedo, sin fronteras, sin futuro, sin distancia, sin mentiras, sin resentiemiento, sin prisa, sin pausa, sin lógica, sin tiempo.
Gracias a Jule, por ser paciente y cariñosa, por compartir así de bien 12 metros cuadrados.
Gracias Pedro por ser siempre sincero y destilarme tanto cariño. por ser como eres, nada parecido a nadie. Y por mostrármelo a mí, como un regalo de sinceridad.
Gracias Luis, por llenar los viajes y los días y los buzones y las sonrisas y las noches largas de alegría y de ilusión. Gracias por el puzzle, me encanta aunque no lo haya montado todavía. Y por morderme la nariz.
Gracias Pedro (Mil) por ser cojonudo, por considerarnos casi familia, por dedicarnos el tiempo para dar la vuelta a la manzana y venerar el bar de la esquina.
Gracias Jose por el tívoli y el día más largo, porque siempre es lo mismo, y no importa la distancia, aunque hayan pasado lo años.
Gracias a Paolo por recordarme la ilusión de ser bueno, por acompañarme tantos kilómetros, por aquella luna, aquella noche. Por la paz que has traído a mi vida.
Gracias a Papá, porque ahora comprendo mejor el valor de los silencios y de la experiencia. Gracias por ser a veces un poco burlón y otras veces un poco serio.
Gracias Jorge por los mimos y las cosquillas. Por ser siempre el que viene a ver por qué estoy triste y también el que me putea. Gracias por odiar a los médicos! Por llenarme de música.
Gracias a Bea por compartir todavía su desastre conmigo. Y por dejarme ver la duda y la seguridad al mismo tiempo.
Gracias Luca por la taza de té, aquella roja que me sacó de una espiral de lágrimas y hundimiento.
Gracias Iria, unas muy especiales, para alguien muy especial. Gracias por toda tu autenticidad y siempre por tu tiempo. Gracias por llegar tarde para dejarme descansar del mundo y aparecer siempre luego de la nada, sonriente y llena de vida. Sin tí la vuelta hubiera sido mucho mas dura.
Gracias Dani por las cosas que son eternas. Por el capucino de canela.
Gracias a todos, me habré dejado tantos, pero gracias de todos modos por haber hecho pisble un año tan grato, tan lleno de cosas nuevas y viejas, buenas y malas. Tan lleno de ciudades, de vuelos, de horas de biblioteca, de trenes, de música, de cariño.. y de gente cojonuda.
Os deseo la mejor entrada y salida de año posible.
Feliz 2009

jueves, diciembre 25, 2008

Síndrome post-erasmus

Es un rasgo inconfundible, los vereis constantemente. Yo al menos no dejo de verlos a mi alrededor. Cara larga y mirada perdida, una sonrisa al pasado y un hondo suspiro de resignación al presente. Inconfundible. Al preguntarle que tal el erasmus juntan las cejas y te dicen con toda el alma que lo único malo que tiene el programa es que se acaba, que no es para siempre.
Y yo digo: gracias a Dios.
Y no me mal interpreteis: el mío fue genial como el que más.
Yo también fui de fiesta tantas noches y bebí vodka en Grawitacja con Luca hasta volver uno apoyado en el otro. O hasta bailar y tirarme una cerveza de medio litro por la cabeza.
Yo también vi el mundo desde otros ojos, otra cultura, aprendí lo que que era el comunismo, y lo que era el catolocismo en un pais que mantiene la religión viva pese a haber sido prohibida.
Yo también viajé en un año más que en toda mi vida. Recorrí un país hasta sus mismísimos infiernos en trenes que nunca llegaban a tiempo y que nunca estaban llenos de buenas intenciones pero sí de ilusiones variadas. Y a otros países, con otras monedas, con lenguas ininteligibles..
Yo también me enamoré de un extragero. Y lo amé y me quemé y lloré y viajé por él. E hice locuras y él las hizo por mí.
Yo también reduje el sueño a 5 horas y desperté del letargo ..
Yo también hice amigos que nunca voy a olvidar y que hacen que me cruja algo en el estómago cuando pienso sólo un momento que quizá no los vuelva a ver. Me entra una angustia profunda y me dan ganas de llorar.

Pero duró lo que tenía que durar. Porque mi hígado no podría resistirlo. Porque mi familia y mis amigos siempre me estarían esperando. Porque el amor no tiene patria. Porque el mundo siempre será demasiado grande. Porque encerrarse y aprender y estudiar es necesario y grato. Porque el ritmo es tan rápido como yo quiera, tanto aquí como allá, y no necesito una tierra estraña para salir del letargo, el mundo aquí también gira deprisa si quiero. Porque hay que regresar para poder irse de nuevo. Y porque aunque aquí nada cambie, lo mejor de irse es siempre volver.

Cosas Navideñas I: Carta a los Reyes Magos

No sabía cuántas horas habrían pasado. Y agudizaba el oído. Estratégicamente había dejado la puerta entreabierta y se podía ver el parpadeo multicolor (predominantemente verde) de las luces del árbol.. Y luego sentía el corazón latir muy fuerte. "A lo mejor ya ha venido o a lo mejor ya se ha ido. Y a lo peor me levanto y está ahí y lo asusto y se va sin ponerme regalos". Y esperaba un poco , buscando una escusa para levantarme.. un vaso de agua, ganas de ir al baño.. Y al final me cargaba con la valentía necesaria para ir al comedor y comprovar que ya había (o habían) llegado y que, bajo el árbol, se escondían montones de paquetes enormes (siempre me parecía que no tenía fin aquella masa de ilusión) llenos de todo, o casi todo, lo que había escrito en mi carta navideña. Envueltos en papel multicolor, con lazos , con etiquetas con nuestros nombres. yo identificaba cuáles tenían el mío y, por tanto, me pertenecerían a la mañana siguiente. Pero entonces había que volverse a cama corriendo, antes de que mis padres se pispasen, e intentar volver a dormirse. Intentar. Porque la ilusión me comía por dentro.
Ahora que ya no hay mar de regalos al levantarse, que los niños cenamos con vino (solo un culín, de todos modos); ahora que duermo plácidamente la Nochebuena, que ya no dejo los turrones para que los cansados reyes o su homólogo dislipémico se tomen un respiro, que la cena no es un mero trámite sino un placer dilatado; ahora que ya no es una noche sagrada y la gente tiene obligaciones (Pedro guardia y a Papá lo llamaron para un incendio a las 5 de la mañana), que ya no nos ponemos un gorro rojo ni le dejo el botón de Baltasar que encontré en el desfile de carrozas; ahora que se sabe toda la mundana verdad... Ahora es cuando más mi madre insiste en algunas tradiciones. Y yo, que de ilusión a veces me sobro un rato, sigo a pies juntillas sus instrucciones: si no hay carta, no hay regalos y si no hay villancico, no hay turrones.
Así pues: A S.S. M.M. los Reyes Magos.
Aunque sé que están muy ocupados con los niños que no son mayores de edad, este año me he portado bien y por eso me dirijo a ustedes para pedir:
Una cuerda de saltar... para saltar las distancias que me separan de la gente que quiero.
Un lápiz con goma de borrar... para borrar las caras tristes y dibujar sonrisas.
Unas catiuskas... para saltar en los charcos y que mamá no me riña cuando llegue mojada a casa.
Un telescopio... para ver más alá, mucho más lejos.
Una caja de pinturas... para que todo tenga mejor color.
Y un reloj de arena... para poder darle la vuelta al tiempo cuando se acabe.

Yo, a cambio, les dejaré leche caliente y galletas... y prometo no salir de cama en toda la noche...

domingo, diciembre 21, 2008

Nunca es tarde si ladicha es buena

Ahora me siento,yo tambien,como una mala madre. O como una mala recibidora de regalos. Hace ya tanto que,para salvar mis carencias en conocimientos informáticos, Jose creo este blog, que casi con toda seguridad no me quedan lectores. Por falta de posts.Por falta de tiempo para contar cosas y cosas para contar (bueno, eso ultimo,no creo). Aunque ahora que ya existen los foto-blog,los video-blog y todas esas cosas, este se queda un poco atrasado en el tiempo. Pero no me importa. Me gustan las cosas añejas. Porque, si antes valía, por qué no va a valer ahora.
Por eso haré una promesa,no para los pobres lectores decepcionados, que ya han desistido en leerme, sino para tí , que me diste una forma de gritar al mundo.
Lo retomo.